Al llegar a su casa, Òrúnmìlà reflexionó sobre el incidente y quiso saber quienes realmente obraban de buena fe entre sus conocidos, siendo de hecho, un amigo de verdad. Pensó entonces en un plan para descubrir los falsos amigos. Envió mensajes con la noticia de que había muerto y se escondió atrás de la casa, donde no podía ser visto. Y allí Òrúnmìlà esperó.
Al cabo de unas horas, uno de sus acompañantes vino a expresar su pesar. El hombre lamentó lo sucedido diciendo haber sido un gran amigo de Òrúnmìlà al cual muchas veces lo ayudara con dinero. Dijo aún, que por gratitud, Òrúnmìlà le había dejado los instrumentos de adivinación. La esposa de Òrúnmìlà pareció comprenderlo, pero le dijo que la bolsa con los instrumentos había desaparecido. Y el hombre se fue de la casa frustrado. Otro hombre vino llorando y con artimañas pidió la misma cosa y también se tuvo que ir con las manos vacías. Y así sucesivamente, todos los que llegaban deseaban quedarse con la bolsa que contenía los instrumentos de adivinación.Hasta que llegó Èshù, el cual también lamentó profundamente la muerte del amigo. Pero dijo que la tristeza mayor sería de la esposa, que no tendría a quien cocinarle. Ella concordó y preguntó si Òrúnmìlà no le debía nada. Èshù dijo que no. La esposa volvió a insistir preguntando a Èshù si no quería los instrumentos de adivinación. Èshù negó otra vez un tanto desubicado ante la pregunta. En ese momento entró Òrúnmìlà en la sala diciendo: " Èshù, tú eres realmente un verdadero amigo!”. Despues de eso nunca hubieron amigos tan íntimos, ni tan unidos como Èshù y Òrúnmìlà.
Esta leyenda enseña que los amigos verdaderos son aquellos que se preocupan por nosotros sin condiciones ni interés, tan solo porque desean vernos bien y nuestro bienestar es el suyo.
Àshe, àshe, àshe o!
16 may 2007
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