Al saber que Oggún había querido fornicar con su propia madre, Obatalá ordenó matar a todos sus hijos varones. Cuando nació Shangó, Elegba se lo llevó escondido a Dadá, para que lo criara. Poco después nació Orula y para salvarlo, Elegba lo enterró al pie de la Ceiba y le llevaba comida todos los días. Un día Obatalá enfermó; Elegba buscó corriendo a Changó para que lo curara. Cuando el gran curandero resolvió el problema de su padre, Elegba aprovechó la ocasión para pedir a Obatalá el perdon de Orula. El perdón fue concedido y entonces Changó lleno de alegría, cortó la ceiba, labró un tablero espléndido y le dio a su hermano, Orula el secreto de la adivinación. Es por eso que Orula dice: maferefum Elegba, maferefum Shangó y por lo que el ékuele de Orula lleva un fragmento del collar de Changó.
Desde entonces,Orula es el dueño del tablero, el adivinador del futuro, y el consejero de los hombres, y es el intérprete del oráculo de Ifá.
Atributos: Irofa, Iruke, Ékuele con el cual el babalawo cunsulta y Tablero de Orula, que representa el mundo, y con el que se realizan determinadas ceremonias de Ifá.
Bailes: No tiene baile específico, puesto que no se sube, pero se ejecutan danzas en su honor, aunque sin ninguna característica especial.
Catolización: San Francisco de Asís, San José de la Montaña (en La Habana y en Santiago de Cuba)
Orula se sincretiza con San Francisco de Asís (1181-1226). Francisco fue un italiano de padres mercaderes que pasó su juventud en el comercio y en el ejercicio de las armas. Una aparición de Jesucristo le hizo abrazar la vida religiosa. Desde entonces se propuso imitar la vida de pobreza y trabajos del fundador de su fe. Quizás sea Francisco, quien mejor encarne el modelo de la caridad cristiana, del perfecto amor al projimo y a toda la naturaleza por ser obra del Creador.
Probablemente haya sido ése singular amor por los hombres, la clave de su asociación con Orula, pues fue éste el primer orisha adivino, el que le proporcionó a los hombres el más importante de los dones: la posibilidad de conocer el futuro, y prevenir el mal que los acecha. Por otra parte, ambas personalidades religiosas sufrieron innumerables penalidades y fatigas.